lunes

-Pero no llegaste a hacerlo.
-No, no lo hice. Estuve a punto, hasta solté las manos. Pero no lo hice, no salté.
-¿Por qué?
-No lo sé, supongo que pensé que caería encima del árbol y que seguramente me rompería una pierna o alguna costilla. Creo que me di cuenta a tiempo de que no quería pasar una temporada con escayola.



p.d: Raquel sí que saltó, muchas veces. La que no me atreví fui yo.